Por: El Espectador
La economía aguanta sin despegar. El Banco de la República prevé inflación de 5,1 % en 2025 y 3,6 % en 2026, con un PIB de 2,6 % este año y 2,9 % el próximo.
El Informe de Política Monetaria de octubre de 2025 del Banco de la República retrata una economía que crece, aunque con una inflación más terca de lo esperado y un entorno global que sigue agitado. La política monetaria, por ahora, se mueve al ritmo de la prudencia, un guiño continúo en cada reunión de la junta directiva del Emisor.
Después de meses de relativa estabilidad, los precios subieron más de lo previsto. En septiembre, la inflación anual llegó a 5,18 %, impulsada por alimentos perecederos, bienes industriales y algunos servicios. Aunque el dólar se mantuvo más bajo de lo anticipado (hoy está en COP 3.839), los aumentos en productos básicos del consumo diario empujaron el indicador al alza.
En su pronóstico, el Banco estima que la inflación cierre el año en 5,1 % y que en 2026 descienda a 3,6 %, es decir, dentro del rango meta de entre 2 % y 4 %, pero más lentamente de lo que se había calculado hace tres meses.
La inflación básica (que excluye precios volátiles como los de alimentos o servicios regulados) sigue en torno al 4,8 %, lo que muestra que los aumentos de precios no son un fenómeno aislado, sino estructural.
Pese a ello, la economía continúa mostrando signos de fortaleza: el desempleo se mantiene en niveles históricamente bajos (8,2 %), las remesas desde el exterior alcanzan cifras récord (USD 6.417 millones) y el consumo de los hogares sigue siendo el principal motor de crecimiento (COP 95,9 billones).

Durante el segundo trimestre del año, el PIB creció 2,1 %, impulsado por ese gasto interno y por la recuperación parcial de la inversión en maquinaria, equipo e infraestructura.
El Banco proyecta que la economía cerrará 2025 con un crecimiento de 2,6 % y que el próximo año alcanzará 2,9 %, impulsada por una leve mejora en la confianza y por la expectativa de una reducción gradual en las tasas de interés.
Pero el informe advierte que el contexto sigue siendo frágil. Internamente, la situación fiscal del Gobierno y el ajuste del salario mínimo para 2026 podrían añadir presión sobre los costos laborales y, con ello, sobre los precios.
En el frente externo, las tensiones geopolíticas (incluyendo los aranceles) y la caída del precio del petróleo (que ronda los USD 63 por barril) podrían afectar las exportaciones y reducir el ingreso nacional.
En medio de ese equilibrio inestable, la junta directiva del Banco de la República decidió mantener su tasa de política monetaria en 9,25 % en septiembre y octubre, tras recortar 400 puntos básicos desde diciembre de 2023.
El Banco también reconoce que las expectativas de inflación para los próximos años se han ajustado al alza y ya superan el 3 % en los horizontes más cercanos. Se espera que el exceso de capacidad productiva (es decir, la diferencia entre lo que la economía puede producir y lo que efectivamente demanda) se reduzca hacia mediados de 2026, cuando el crecimiento y los precios empiecen a alinearse.
Sin embargo, el Emisor mantiene su advertencia: los riesgos no han desaparecido. El comportamiento del dólar, las tarifas de energía y gas, los conflictos globales y la incertidumbre política interna podrían alterar los planes en cualquier momento.